Mayo ha sido un mes pleno en acontecimientos de importancia. Los grandes temas no han faltado. La muerte de dos grandes personajes americanos nos interpeló sucesivamente.
Me refiero al deceso del papa jesuita argentino Jorge Bergoglio, llamado Francisco, que hizo gala de humildad exigiendo un funeral y un entierro distinto al de todos los papas ya habidos, exponiendo así la falta de pobreza y de humildad de todos ellos y muriendo el día de la resurrección de Jesucristo, lo que fue anunciado al día siguiente, pues lo contrario hacía contrasentido.
Franciscus fue enterrado sin mayor estrépito pues todos estaban preocupados de la sucesión, ya que el trono del príncipe de los catolicos apostólicos romanos no debe permanecer vacío, sin alguien que oriente las almas perdidas, sobre todo en las dramáticas condiciones actuales que vive nuestro mundo.
Por ello, el nuevo papa, fue elegido en un tiempo record, un día y medio de deliberaciones y votaciones bastó para poner a todos los cardenales de acuerdo.
Eligieron a uno de ellos que es todo a la vez. Me explico, es estadounidense, pero es hijo de la inmigración de gentes pobres a Estados Unidos, una condición que es delictual bajo la actual administración, la que lo habría enjaulado lejos de la jaula de sus delincuentes progenitores, como es de rigor ahora.
En la época no era delito emigrar ni ser hijo de inmigrantes, Robert nació en los barrios blancos de Chicago, una ciudad eminentemente obrera e industrial, en medio de la feroz segregación racial existente en esos años y estudió como todos los gringos blancos, gracias a su mamá española y su papá francés.
Pero su vocación religiosa lo llevó de misionero a Perú, donde su desapego por su país de nacimiento y su amor por sus feligreses lo llevaron a ser peruano por elección.
Todo ello nos inclinaba a pensar que estábamos frente a una mentalidad progresista, pero poco a poco, los hechos nos convencen de lo contrario, y también de su falta de información acerca de la historia de este lado del mundo, quiero decir Europa, Rusia, Israel y Palestina. Pero ya hablaremos de esto en otro momento.
En orden cronológico, que no de importancia, también debemos mencionar la partida programada del presidente tupamaro de Uruguay, que había escogido abandonar todos los tratamientos contra el cáncer que de todas formas lo estaba matando en medio de un sufrimiento que no quiso prolongar, después de lo que ya había mal pasado en esta vida en aquellos 12, algunos dicen 13 años de incomunicación en las pútridas cárceles de su país, adonde su condición de líder guerrillero tupamaro le había garantizado las más ignominosas condiciones y crueldades. Me refiero a la muerte de Pepe Mujica, que llegó a ser presidente de Uruguay, pequeño país sudamericano, que como toda América fue azotado por los buitres estadounidenses en. la década de los setenta, sufriendo como Chile y Argentina, golpes de estado, con las horribles consecuencias que sus delincuentes generales impusieron a las gentes que pensaban distinto o tenían un proyecto social económico diferente.
Cárceles, torturas y ejecuciones en el mejor de los casos. Desapariciones y asesinatos de crueldad increíble en caso contrario. En Uruguay y Argentina hubo grupos heroicos de resistencia armada, entre los que se contaban los tupamaros, con cuyo nombre evocaban al último resistente inca llamado Tupac Amaru cuyo descuartizamiento no pudieron lograr los cuatro caballos que tiraban de sus miembros y que entonces fue cortado en pedazos enviados a todos los confines del Tiwantisuyo por los españoles, para acabar con la rebelión de indios y negros.
Mal les vino, pues los tupamaros fueron vencidos y asesinados, encarcelados en el mejor de los casos, como hicieron con el tupamaro José Mujica, incomunicado durante 12 años, pena capaz de volver loco a cualquiera, pero no a los hombres libres como Pepe Mujica, quien al cabo fue amnistiado, junto a otros compañeros de esa tortura prolongada.
En Chile existe hoy un prisionero bajo condiciones similares, que actuando como internacionalista integrante del Frente Patriotico Manuel Rodriguez, fue capturado en Brasil. Trasladado a Santiago, esto no le ha significado alivio. Pero ya no es noticia hablar de esas luchas ni de esos combatientes, y nadie lo menciona esperando que algún día la prisión termine con su cordura, su conciencia o con su vida. Su nombre de revolucionario rodriguista era Comandante Ramiro.
Volviendo al Pepe, su partida fue despedida por los uruguayos agolpados en las calles, con su Presidente encabezando el enorme desfile que siguió al féretro cubierto con la bandera tricolor y la del sol naciente, tirado por seis caballos y que atravesó el centro de Montevideo rindiendo homenaje al presidente que practicaba la verdad, la economía contra el despilfarro y la generosidad como genuina forma de vivir y que no olvidó jamás su origen campesino revolucionario. Honor y gloria a un hombre íntegro y veraz.
Así es como durante la segunda quincena del mes de mayo, el planeta se ha contraído violentamente, tironeado por las emociones profundas de las grandes multitudes a través de los diferentes países del mundo, en una oscilación de largo alcance que se ha expandido por todos lados, sin admitir indiferencias ni ausencias.
Pero todas estas circunstancias no logran desplazar de nuestra atención el hecho más importante de este mes de Mayo, que es a mi juicio, la conmemoración de los 77 años de la Nakba, palabra que en lengua árabe significa “catástrofe” o “desastre”, término que apunta al año 1948, cuando 700 000 palestinos tuvieron que abandonar sus tierras, hogares y actividades, para cederlas a los judíos que se implantaban en Palestina tras la derrota de los países árabes ante los órganos militares de Israel, unificados en la Fuerza de Defensa de Israel (FDI).
Hay que decir que la Palestina no era un territorio desocupado adonde los sionistas decidieron implantarse, con la anuencia de los vencedores de la Segunda Guerra.
Fue Constantin Zureiq, un griego ortodoxo de Damasco, profesor de Historia en la Universidad Americana de Beyrouth, el primero en calcular los efectos desastrosos que se anunciaban para los palestinos tras la derrota de los ejércitos de los países árabes frente a las fuerzas de Israel. Su ensayo, intitulado “La significación de la catástrofe” publicado en Beyrouth, fue un anuncio premonitorio de lo que el triunfo militar israelita sobre la coalición árabe significaría para las poblaciones que habitaban la Palestina.
La Guerra árabe-israelí de 1948, tuvo lugar entre mayo de 1948 y mediados de 1949 y opuso al naciente estado de Israel con todos sus vecinos árabes de la región.
Los israelitas la llamaron Guerra de la Independencia o de la Liberación. Y arrasaron con las fuerzas de todos los estados árabes vecinos, formadas por las fuerzas palestinas, cerca de 12 000 voluntarios, dos grupúsculos paramilitares enemigos entre sí: el Santo Ejército que el gran mufti de Jerusalem, Mohamed Amin al- Husseini trajo desde Siria, más los Futuwa, afiliados a Husseini y los Najjada, opuestos a él.
Estas fuerzas eminentemente religiosas estaban mal equipadas ya que los británicos habían confiscado sus armas durante la Revuelta Árabe y la Segunda Guerra Mundial.
El Ejército Árabe de Liberación, alrededor de 6 000 vountarios procedentes de países árabes dirigidos por la Liga Árabe.
La legión árabe de Transjordania, verdadero ejército creado por los británicos durante la colonización, con 11 000 soldados, artillería y vehículos armados.
Un aporte de 5 000 hombres de parte de Irak.
10. 000 soldados egipcios, con apoyo aéreo, fuerza que aumentó a 20 000
soldados, carros de combate y piezas de artillería.
12 000 soldados y aviones sirios
3. 500 soldados libaneses
1. 000 sauditas aunados al ejército egipcio y un número indeterminado de hombres yemenitas
Por parte de los judíos, entre noviembre de 1947 a abril de 1948, actuaba la Haganah que recibía armas de Checoslovaquia, al igual que el Yishuv. Atacaban aldeas y ciudades árabes, especialmente las que se encontraban en el camino a poblaciones judías aisladas y aldeas cercanas a Jerusalén que fueron devastadas por los judíos. Así lograron abrir el camino a Jerusalén que estaba sitiada por los árabes. En estas acciones participaba también el Irgún y el Lehi con armas facilitadas por la Haganah. Su violencia era tal, que provocaba pánico en la población palestina, incitándola a huir.
Por su parte, los soldados árabes atacaban los convoyes judíos dejando gran mortandad.
Con el plan Dalet o plan D diseñado por Ben Gurión y realizado por la Haganah, los judíos lograron conquistar territorios árabes que darían continuidad al futuro Israel.
Así sucedió con Haifa, Jaffa, Acre, Tiberíades y otras ciudades, donde sus exacciones provocaron la huída de la población palestina.
David Ben-Gurión, declaró la independencia el 14 de mayo de 1948, reconocida rápidamente por la Unión Soviética, Estados Unidos y otros países. Luego, el 26 de mayo de 1948 unifica las fuerzas paramilitares de la Haganah, el Palmaj, el Lehi y el Irgún, para formar las Fuerzas de Defensa de Israel, cuyos efectivos pasan de 63 000 a 115 000 en un año. Los árabes contaban, por su parte, con 40 000 soldados en julio de 1948, 55 000 en octubre del mismo año y un poco más el año siguiente.
El incremento era mínimo.
En los días siguientes aproximadamente 1000 libaneses, 5000 sirios, 5000 iraquíes y 10 000 soldados egipcios invadieron al recién creado estado de Israel. 400 soldados transjordanos ayudados por voluntarios sirios, libios y yemeníes invadieron Jerusalén y sus alrededores.
Israel, Estados Unidos y la URSS calificaron la entrada de los ejércitos árabes en Palestina como una agresión ilegal.
La Liga Árabe rechazó el estado de Israel y propuso a la ONU la creación de un estado árabe único en Palestina. Sin resultados.
Durante todo 1948 y mitad de 1949 continuó la guerra. Los armisticios fueron firmados entre Israel y Egipto, Transjordania y Siria. La ONU promulgó una resolución que consagraba el derecho al retorno de las poblaciones palestinas erradicadas. Cabe constatar que esta resolución jamás fue aplicada. La Franja de Gaza quedó ocupada por Egipto hasta 1967 y la Cisjordania por Transjordania. Las fuerzas israelíes no sólo controlaban el territorio que les asignó la ONU, sino que conforme iba avanzando la guerra lo ampliaron, conservando todos los territorios que habían conquistado.
Entre el 5 y el 10 de junio de 1967 tuvo lugar la Guerra de los Seis Días entre Israel y sus vecinos: Egipto, Siria, Jordania e Irak. Israel derrotó la coalición y ocupó Gaza obligando a Egipto a retirarse.
Luego de la victoria israelí en la guerra de los Seis Días, Gaza fue ocupada por Israel, pero como parte de los Acuerdos de Oslo, firmados bajo la presidencia de Bill Clinton, Issac Rabin se retiró en 1994, entregando funciones civiles y urbanas a la Autoridad Palestina, cuyo líder era Yasser Arafat, acordando un marco para que los palestinos se autogobernaran en los « territorios palestinos » (Gaza y Cisjordania) gobernados por el partido Fatah que fue sin embargo, derrotado en elecciones democráticas en 2006 por el partido Hamás. Como no lograron ponerse de acuerdo, la Autoridad Palestina formó su gobierno en Cisjordania y Hamás en Gaza.
Las condiciones de vida en la Franja han sido bastante precarias desde entonces, pues Israel impuso un bloqueo económico destinado a hacer capitular al Hamás.
Pero sin conseguirlo.
En estas condiciones, Hamás lanzó un ataque sorpresa contra Israel el 7 de Octubre del 2023, que causó según Israel 1500 muertos y cerca de doscientos rehenes. La reacción de Israel no se hizo esperar y comenzó una serie de bombardeos sobre la Franja que no se ha detenido y se ha transformado en un genocidio atroz, ya que la población civil ha visto sus viviendas destruidas y ha perecido dentro de los edificios bombardeados deliberadamente.
Además los israelitas no dejan pasar la ayuda médica, ni los alimentos ni el agua. Por lo cual ahora la población afronta la hambruna y mueren de hambre sin que se detengan los bombardeos. Las cifras son dolorosas y asistimos a un genocidio que sigue en curso, sin que las potencias ni los países reaccionen. Israel y el presidente Trump han manifestado su deseo de trasladar la población gazaita a otro lugar, para construir en Gaza un balneario de lujo y además explotar el gas que parece existir al norte de la Franja.
Como soy poeta, deseo decirles lo que siento leyéndoles uno de mis poemas titulado Palestina
PALESTINA
Qué decir cuando ya las palabras no tienen sentido.
Cuando el odio, las bombas y la mentira
Han transformado la desesperación y el horror
En soledades abyectas que uniforma la muerte
Qué decir cuando solamente las ruinas atestiguan,
Cuando los asesinatos en masa
son la consigna tiñendo en sangre
las armazones de los muros arrasados
y sepultan vidas, sueños, esperanzas y futuros
bajo cúmulos despiadados de cuerpos destrozados.
Son niños partidos por la mitad.
Son crías de pecho agonizando
Bajo los escombros que dejan los bombardeos...
Son niñas y mujeres que no padecen más.
Son hombres aniquilados
estertor y sufrimiento
corriendo, gritando, llorando,
con un pequeño ser en los brazos
que aún respira, aún se queja.
Mujeres y hombres perdiendo hijos,
hijas, padres, madres, hermanos, hermanas.
Ahora sobreviven en la emergencia.
Bajo la tela de las tiendas
sobre las aguas estancadas de las lluvias.
Entumidos, frío y pestes.
Sin tener agua que beber
Ni comida que comer
Y ahora no mueren destrozados.
Ahora mueren de hambre y de sed
Los huesos dibujados en la piel transparente,
mientras los israelitas impiden el paso
de los camiones con comida y con agua
No hay clemencia en este mundo
Ni tampoco piedad para Palestina
No hay misericordia en este mundo
Ni tampoco amistad para Palestina
Solo codicia y capitales financieros
Solo odio y mentiras. Solo mentira y odio.
Dicen que Dios vendrá bajando del cielo.
¿Abrirá la puerta dorada de Jerusalem?
Tal vez seremos nosotros los pueblos,
Con un arma cargada en los brazos
abriendo las conciencias y destruyendo al Mal.
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