¡Un cataclismo!
El resultado de las primarias presidenciales del oficialismo ha dejado al mundillo político de la derecha chilena, del pinochetismo y otros dinosaurios de la reacción tradicional, con la respiración cortada. Ha sido un uppercut demoledor, inesperado que barre con los prejuicios hegemónicos y los vaticinios autorizados en ese país donde pensar ha sido delito durante décadas.
Pero la ciudadanía chilena tiene eso. Como lo ha descrito muchas veces nuestro querido Bombo Fica, los chilenos tienen una manera especial y muy efectiva de expresar sus opiniones y saben poner en jaque las estructuras del país, revelando contornos sutiles e inesperados de posibilidades apuntando a una transformación del país que la hipocresía ambiente no se atreve ni a soñar.
Porque Jeannette Jara no parecía ser una candidata que pudiera despertar preocupación ni revuelos ni siquiera en su propio partido, dentro del cual ni siquiera despertaba mucho entusiasmo. Hay que decir que, en el corazón de muchos comunistas, el nombre de Daniel Jadue, —derrotado en las primarias hace cuatro años e impedido de levantar una candidatura este año, debido al lawfare de que es objeto— hace mucho tiempo que el deseo de verlo en la Moneda es una aspiración imposible que los entristece. También hay que decir que los buenos militantes, tal como apoyaron a Boric, con el corazón en la mano, también apoyaron a Jeannette con disciplina y sin estados de ánimo.
Sorprendentemente la postulación comenzó a tomar vuelo y el apoyo popular creciente fue dando relieve a la figura de Jeannette y credibilidad a una candidatura que empezó a convencer a los reticentes y la maquinaria del partido empezó a moverse con un entusiasmo que la dirigencia no lograba imprimir.
Uno de los primeros síntomas fue el apoyo de soa Michelle Bachelet y las fotografías en las cuales Jara aparecía a simple vista gracias a un parecido sorprendente, como una legítima Bachelet 2. Y es que Jeannette tiene un físico que se emparenta con el de Bachelet, pero posee un carisma propio. Es algo indefinible,pero está ahí y funciona, y le ha traído el voto de distintos estamentos sociales, según se ha observado, un tercio de la clase media alta, un tercio de la clase media mediana, y mucho mas en la clase media a secas, también de las mujeres y de la juventud.
Tal vez sea porque llega con el corazón en la mano, o porque ha dicho que nos dirá la verdad y la dice, o porque es capaz de expresarse con un trato coloquial, sincero y hasta maternal sobre cifras y cuestiones económicas, hablar de porcentajes, de necesidades fundamentales del país, de cuestiones críticas, y que la gente comprende lo que cuenta, porque no se manda la parte, porque no se cree la muerte, porque cree en lo que dice y piensa que los que la oyen, son capaces de comprender lo que ella cuenta, y es capaz así de elevar el nivel del auditorio, los que reciben informaciones, conceptos, ideas interesantes y se enriqueen con su discurso, es decir, no trata a la gente como imbéciles cuyo voto necesita, sino como a individuos capaces de discernimiento cuya realidad y sus problemas motivan en ella un interés real por hacer avanzar soluciones y eso le da verdadera cercanía y sus respuestas son inteligentes para crear avances y no demagógicas para ganar votos.
Jeannette es una mujer muy inteligente. Ha escalado hasta las posiciones máximas del poder político del país con mucho trabajo y esfuerzo y su formación política ha sido paralela a su formación en tanto individuo en su vida social y familiar.
En suma es un ser completo, que se muestra tal cual es, y eso permite que tanta gente se identifique con ella y su proyecto. Por todo eso, es una excelente candidata que se comerá crudos, no a los bebés, sino a los derechistas y ultraderechistas que se le pongan por delante. Su triunfo no es el solo triunfo del Partido Comunista de Chile, que ha participado de todo corazón y mucho empeño en la candidatura de su elegida. Sin embargo, hay que pensar que los 825 000 votos que obtuvo, sobrepasan de muy lejos los votos de todos los militantes comunistas de Chile, que además no votaron todos por causas no políticas, sino personales.
El alcance de la votación partidaria no supera los 50 000 votos, lo que significa que Jennette logró reunir 775 000 votos gracias a su propio desempeño. Lo cual da una idea de la amplitud de su carisma. Si la derecha hubiera enviado sus acólitos para votar por Jara con el fin de desestabilizar las primarias oficialistas, ellos no habrían superado 100 000 voces, lo cual es ya una cantidad desmesurada, y la ventaja de Jara se mantiene intacta e inexplicable. Por todo lo cual si la candidata decidiera desvincularse de su partido de origen, esta decisón no sería equivocada, sino que reforzaría a su electorado que, además, después de su victoria en las primarias, se encuentra ampliado por todas las fuerzas de partidos y movimientos del oficialismo. Y no sería sino una sincera forma de legitimar las fuerzas que pueden llevarla a La Moneda.
El triunfo de Jeannette Jara alcanzó la estratosférica cifra del 60,4 % de los votos expresados en la primaria del 29 de Junio del 2025. Una cifra que sobrepasaba la de su contrincante cercana que para muchos parecía poder alcanzar el primer puesto fundamentándose sobre el prestigio y la fuerza de la Concertación.
La personalidad de Carolina Tohá, sacrificada en las aras de esta elección, parecía convencer las cabezas dominantes de su partido y sobretodo, de sus aliados socialistas. Pero todo su cálculo se desplomó como un castillo de naipes, arrasado por el soplo de la expresión registrada en las urnas. Y fue aún peor que la diferencia que comenzaban a sugerir las encuestas, de dos o tres por ciento de los votos expresados, puesto que las cifras que consagraron a Jeannette Jara casi triplicaron la votación de su contrincante, quién hay que decirlo, llegó a agitar la manoseada bandera del anticomunismo primario, en un desesperado intento por agregar el terror a su deslavada y convencional campaña. Pero no hagamos leña del árbol caído y saludemos el valor y coraje de la hija de don José Tohá, héroe y mártir de Chile, que ha anunciado tomar un merecido decanso tras confirmar su apoyo y el de sus partidarios a la vencedora de las primarias oficialistas.
De igual forma han actuado Winter y Mulet, quienes adhirieron con evidente entusiasmo a la postulación actual de Jara como candidata de una coalición de centro izquierda a la Presidencia de Chile.
Y esta es la denominación que mejor define las fuerzas que impulsan a la candidata, la que con una anticipación formidable ha declarado que ahora partirá a la conquista de los votos de las sensibilidades del centro político del país. En este sentido ya para las primarias, logró el apoyo de la Izquierda Cristiana y del Movimiento de Humanismo Cristiano. Y no me cabe ninguna duda de que la sensibilidad de los chilenos sabrá encontrar en los valores de Jeannette el camino hacia el progreso social que ella tan bien expone y propone.
Pero, antes que nada, Jeannette Jara ha de consolidar la Unidad de la Izquierda, y deseo destacar aquí el momento de gran emoción ocurrido cuando, en su discurso frente al Partido Socialista destacó la necesidad de la unidad progresista porque “la unidad va a ser la base que nos va a llevar al triunfo”, frase que fue ovacionada y arrancó gritos de “¡bravo!”, en la asamblea allí congregada.
Subrayó que esta Unidad debe ser política y social, diciendo que es un aprendizaje del ejercicio del poder, que debe vencer la falsa dicotomía entre el poder y la calle, porque “nosotros siempre vamos a estar con la ciudadanía, con las organizaciones sindicales, con las organizaciones de la sociedad civil”, sin restar a nadie. Agregó que si queremos ser mayoría en Chile, “debemos dar la disputa cultural y también la organizativa”. Agradeció y nombró a todas las fuerzas que la apoyan: el partido socialista, el partido comunista, el PPD, la Acción Humanista Cristiana, el Partido Radical, el Frente Regionalista, la Izquierda Cristiana, esperando que el Partido Liberal también se sume. Y finalizó diciendo que “el camino abre nuevas esperanzas para un proyecto político para el futuro de Chile” y que no se sentía heredera de ningún legado porque no aspiraba a ser la continuación de algo.
Dijo ese día que no podemos y no vamos a renunciar a la Memoria, que es lo que sus contrincantes desearían. Que no vamos a dejar de luchar por los derechos humanos, de los cuales se mofan. Y cada una de sus afirmaciones era rematada por una ovación de los socialistas que llenaban la sala de su sede.
Sin duda que los ataques hacia su postulación encuentra desde ya grandes obstáculos en el discurso de odio y misoginia de los candidatos de la ultra derecha y en el discuro irreponsable de la olvidadiza candidata pinochetista, quienes nos prometen y vaticinan días de orden y rigor próximos a los del maldito Pinochet, la pesadilla del Terror que ya conocimos y el caos de pseudo orden y violencia con que sueña la ultraderecha y el pinochetismo, si no nos portamos bien.
Esta cuestión del discurso de odio ha sido formalmente cuestión de un procedimiento judicial, levantado por el diputado del partido comunista Luis Cuello Peña y Lillo, abogado, quién se pronunció contra los dichos del candidato Kaiser, del partido Nacional Libertario, el que aseguró ante CNN Noticias que “sin duda, absolutamente, respaldaría un nuevo golpe de Estado y sus consecuencias”.
Esta afirmación atenta contra los derechos humanos, a la vez que justifica, relativiza, minimiza y eriza los pelos los demócratas verdaderos, así como de todas las personas que tanto hemos sufrido por los crímenes de la dictadura, durante la cual los delitos de lesa humanidad se levantaron en un sistema terrorista coordinado por las autoridades del Estado y del Ejército de Chile contra su propio pueblo.
La Agrupación de Familiares y de Detenidos Desaparecidos formuló una declaración en la que exige al Parlamento una legislación contra el negacionismo destinada a establecer su naturaleza antidemocrática y a establecer sanciones.
Por su parte, el diputado Cuello presentó una denuncia contra el Partido Nacional Libertario ante el Servel (Servicio Electoral de Chile), “por justificar el Golpe de Estado y los crímenes de la Dictadura. Los dichos de Johannes Kaiser como los de Labbé son una muestra de que este Partido es un peligro para la democracia y los derechos humanos.” El diputado aclaró que esto es muy serio, ya que el uso de un lenguaje de odio como el mencionado, estuvo a la raíz del nazismo en el siglo XX. Dijo que “la ley establece que los partidos políticos están obligados a promover la democracia y los derechos humanos, cuestión que acá se ha infringido en forma abierta y violenta.” Agregó que: “No podemos aceptar estos discursos que amenazan con repetir los hechos más horrorosos de nuestra historia reciente”.
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